Después de haber solucionado lo de los tubos, ha empezado la cimentación y la estructura de la casa.
Al principio nos planteamos diversas alternativas más sostenibles que las esctructuras de hormigón. Entre estas alternativas cabe destacar el biohormigón (es hormigón aligerado con cascarillas de arroz o aserrín y cuyo aglomerante es la cal), estructura de madera y muros autoportantes. Pero la zona en la que se encuentra la vivienda es de alto riesgo sísmico y por ello hemos optado por una estructura tradicional de hormigón armado, ya que es el sistema constructivo que ofrece más garantías.
Sin embargo hemos intentado hacer la cimentación y estructura lo más sostenible posible, dentro del gran limitante de haber optado por el hormigón. Hemos disminuido la cantidad de hormigón usado, ya que algunos de los laterales del semisótano contactan con el exterior, pudiendo tener muros multicapa como el resto de la vivienda. Como comentábamos en la entrada anerior del blog, los tubos de desagüe son de PoliPropileno, material más ecológico que el PVC. Además las bovedillas de la estructura son cerámicas, en lugar de las de hormigón que se usan habitualmente. Las bovedillas cerámicas son algo más caras, pero creo que merece la pena el gasto ya que tienen un mejor comortamiento energético, acorde con el sistema de bioclimatización de la vivienda, y requieren menos emisiones de CO2 durante su producción.
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